miércoles, 23 de julio de 2014

Los 5 sentidos (I)


Olfato





Desde niña he tenido muy desarrollados algunos sentidos, llegando a resultar extraño tanto para mí como para los demás, de forma que el más estímulo me ha, por ejemplo, despertado de un sueño profundo... Un mínimo rayo de luz al amanecer, el leve roce de mis padres al colocar mi pelo dormida, el más suave e imperceptible de los susurros.

He de reconocer que a lo largo de los años, ha sido algo incómodo en ciertas situaciones... No poder dormir por la más pequeña y escondida lucecita en una habitación de hotel... O por el más leve ruidito de un insecto volador... No poder soportar un volumen "normal" para el resto de los mortales...

Esta sensibilidad está asociada, además, a mi memoria, de forma que un suave aroma conocido puede transportarme años, kilómetros, y hacerme revivir momentos, personas, caricias, con tal intensidad y claridad, que resulta incluso abrumadora, como un tornado que altera toda tu realidad y deja todo patas arriba.

Con el paso de los años he aprendido a convivir con esta condición, evitando todo aquello que me sobreestimula hasta rozar la incomodidad, y disfrutando al máximo de lo bueno, poder rozar el orgasmo ante una caricia experta en la cara interna del brazo, rememorar vívidamente momentos con un olisqueo...



Azares de la vida han hecho que nos encontremos dos apasionados de los sentidos, como somos usted y yo, y por más hedonismo que casualidad, nos hemos dedicado a sublimarnos mutuamente...

Ese día su propuesta me resultó... sorprendente. Luego de un largo trayecto en coche de amena conversación, puesta al día y risas varias, durante el cual yo iba preguntándome qué habría elegido usted para esta ocasión; quizás algún precioso hotel con alguna característica arquitectónica peculiar, gracias a la cual poder inmovilizarme de alguna forma nueva; quizás alguna zona boscosa por la que hacer senderismo, y perderse, perdernos...

Cuando le ví girar y aparcar en un conocido centro comercial del extrarradio, mi reacción fue esa... sorpresa. Por supuesto usted no explicó nada, y yo me resistí como pude a preguntar. Entramos, dando lo que parecía un casual paseo dominguero, excepto porque era Lunes, Agosto y mediodía, y no había un alma...

Estaba totalmente convencida de que pretendía que me probase lencería para usted, cuando tomó mi mano y entro en la perfumería. Se dirigió hacia los perfumes femeninos y acto seguido apareció una amable vendedora que, hablándome a mí, nos dijo la manida frase de "Puedo ayudarles en algo?" A lo que usted respondió con un cortante y seductor "Por ahora no, gracias" y mirándome con toda la lujuría que se puede soportar, añadió "Cuando encuentre lo que necesito, la avisaré..." La chica salió disparada hacia el mostrador, tras el que se refugió, completamente roja y sobrepasada por la situación.

Se tomó su tiempo, olisqueó varios de ellos, me preguntó en alguna ocasión si conocía alguno en concreto, y en caso positivo, lo depositó rápidamente en el estante... La tienda estaba vacía, solos usted y yo, y la chica en la distancia, que no levantaba la mirada hacia nosotros en ningún momento...

Y de repente lo hizo, sacó un ancho lazo de satén negro y me cegó... Intenté resistirme, y ante su gruñido supe que mejor sería dejarme hacer... Le escuché moverse por el pasillo, varios "Pshht, pshht" y me susurró "Respire, deguste, son tres, los olerá dos veces cada uno... Le dejaré unos minutos para pensarlo (minutos!! cegada en una perfumería!!) Y haremos una ronda final, en el mismo orden, mueva su cabeza, simplemente quiero Sí o No"

El primero de ellos me sorprendió, más verde y fresco de lo que suelo usar, pero con un fondo... Mmmm, delicioso, afrutado, ligero... 

El segundo era abrumador, oriental, almizcle, potente, oscuro... Casi animal... Pero con una nota floral al final... Desconocido, extraño...

El tercero era dulzón, aniñado, inocente y elegante al primer olfateo... pero... juguetón y prometedor en el segundo intento...

"Piénselo, y decida..." Qué decisión!! Realmente me conoce, tres muy distintos, pero muy de mi gusto... El primero, limpio, renovado, como al salir de la ducha después de que usted me haya enjabonado... El segundo, fuerte, rudo, como el más carnal deseo, puro sexo... El tercero... no pude evitar una sonrisa al recordar su descripción de mi forma de vestir... pijo culito...

Salimos de la mano del centro comercial, apropiadamente perfumada (al fin), con mi regalo en la mano... Rumbo a quién sabe qué aventura...



Lo que no supe hasta después de años de uso del perfume, exclusivamente en nuestras citas, solo cuando sabe que íbamos a vernos... Es que usted ya había preelegido uno de ellos para mí, y que aquel juego a ciegas solo fue una perversa forma suya de demostrarme nuestro nivel de conexión, una prueba más de aquel vínculo que nos unía, nos une, y nos unirá de por vida...

Decía Cortázar que no guardaba su foto para verla y poder recordarla, sino para poder verla cada vez que la recordaba... Lo mismo hago yo, cuando le recuerdo y no puedo verle... Olisqueo el frasco y no solo le veo... mi piel se eriza ante sus caricias y siento sus embestidas; escucho sus órdenes, el sonido metálico de las cadenas y el ruido sordo de sus azotes; saboreo mi sabor en sus dedos y el suyo en todo mi ser... Olisqueo el frasco y me siento como solo usted sabe hacerme sentir: dama y fulana, tranquila y excitada, deseada y deseosa...



To be continued...

lunes, 21 de julio de 2014

Fólleme la boca


Así, sin más...





Coloque sus manos alrededor de mi cabeza, hunda sus dedos en mi pelo y sujéteme fuerte, hágame sentir quién manda ahora, siempre...

Entre en mí hasta lo más profundo, más allá de donde la boca pierde su nombre, marque el ritmo y la fuerza, el cómo, el cuando y el hasta donde...

Disfrute, maneje mi cabeza, úseme para darse placer, ordéneme que apriete o afloje mis labios, enséñeme como le gusta...

Anegue mi sexo con su excitación, con cada embiste, suspiro, jadeo... Insúlteme, bendígame, diga mi nombre...

Míreme a los ojos cuando esté llegando, lento o muy duro, y no se preocupe si hay lágrimas en mis ojos, se puede llorar de felicidad...


Déjese llevar y derrámese en mí, donde mejor le parezca, pero deje, por favor, que todos mis sentidos le disfruten.


...


Y ahora querido, no le parece que sería una pena desperdiciar este fluido mas espeso y viscoso que ha producido mi garganta al sentirle??


domingo, 20 de julio de 2014

Gracias


Hoy solo quiero darle las gracias... for being as you are, always...





Por ser como es, siempre...

Por estar como está, siempre...



Por conocerme tanto y tan rápido...

Por darme (por qué a mi??) el honor de conocerle mucho más allá de sus relatos...

Por soportar mis ausencias y vaivenes... Y mis desengaños y respectivas lágrimas...

Por sacarme, siempre, una sonrisa...

Por tratarme como a una princesa cuando lo necesito, y como a todo lo contrario si se tercia...

Por manejar el tiempo, hacer que un par de meses dejen la huella de años, que dos años sin verle parezcan solo unas semanas, y convertir 45 minutos de espera en una eternidad...

Por compartir tantos placeres conmigo, sublimando cada uno de mis sentidos...

Por darme tiempo, para volver a usted, a reencontrarme y estar preparada...

Por ser, como le digo siempre, un caballero de los que pocos quedan...


Y, en definitiva, Carlitos, gracias por quererme tanto...


sábado, 25 de febrero de 2012

Quiero (II)...

Quiero que me despierte y diga: Ven...




Quiero desayunar con usted...




o que usted me desayune...




Quiero disfrutar de esos placeres que nos brindamos siempre, hedonistas... Arte, uvas, vino... Sexo...




Quiero que elija qué he de ponerme... Encaje...




Colores...


Máscara...


Tacones...




Quiero subirme a su coche, nerviosa, húmeda... No saber a dónde me lleva...




y provocarle...


y que tengamos que parar por el camino...


Quiero sonreir cuando descubra a dónde me ha traído, al bosque... nuestro bosque...




Quiero pasear con usted, y cuando menos me lo espere... Me folle contra un árbol...



y hacerlo yo a usted...


Quiero que me mande esperarle...




y que beba de mí...




y que me dé de comer... esas delicatessen que le gusta ofrecerme...


Quiero que me ponga contra la pared...


y que vea como me tiene...



Quiero me ate, esta vez de pies y manos...




como muestra de mi ofrecimiento...


Quiero que juegue conmigo, que me caliente...


Quiero que me susurre qué quiere, qué va a hacerme...


y que me lo haga...


y hacérselo...


Quiero que me embista, cuando no podamos más, desde atrás... En la cama...



en el suelo...


en la mesa...


Quiero que me emputezca delante de la ventana...




que juegue con mi timidez...



Quiero que nos duchemos, juntos...




revueltos...


y me prepare...


y lo haga...


y esperarle para cuando salga de la ducha... 


Quiero salir a la calle de nuevo, pero antes, juguemos...




y que sigamos jugando...


y jugando...


Quiero usar un baño público... y que usted me siga...


y siga...



Quiero que se corra sobre mí...


y sobre mí...




...



Lo sé, quiero tantas cosas... y no puedo parar...







martes, 21 de febrero de 2012

Quiero (I)...

Quiero vestirme para usted, excitándome con cada prenda...


Quiero ver su cara cuando me vea aparecer...


Quiero que me bese lento, suave...


Quiero sentirme suya...


Quiero jugar con usted, que me mire con deseo, verlo en su cara, en su pantalón...


Quiero que tome el control...


Quiero que me arrodille...


Quiero devorarle, no dejar un centímetro de su miembro sin lamer, sin ensalivar, sin engullir...


Quiero que me vende los ojos mientras me cuenta qué me va a hacer...



Quiero sentir cómo se mueve por la habitación, cómo coge su maletín y saca cosas de él, abre una cremallera, suena algo metálico, mientras mi cuerpo se eriza, expuesto al aire, expuesto a usted...


Quiero que me explique de dónde ha sacado esas cuerdas, para qué va a usarlas... que me tienda sobre la cama y me maneje, y así, expuesta, escuchar la cremallera de su pantalón...


Quiero que me lo coma como sabe que me gusta, que me ponga loca, frenética, deseándole, que me lleve a uno y mil orgasmos antes de comenzar el juego...


Quiero que me folle con ganas, con intensidad, como usted elija en cada momento...


Quiero que me de la vuelta, y lama mi lado oscuro, sentir su lengua adentrándose ligeramente, mientras jadeo, me retuerzo, muerdo las sábanas...




Quiero que mi otra entrada presienta su sexo, y me sienta tan mojada como una perrita en celo...


Quiero probar mi esencia en sus dedos, chupárselos libidinosamente, ardiendo, queriéndole dentro...


Quiero sentirle sobre mí, su peso, su envergadura, su miembro entre mis nalgas...


Quiero sentirle dentro de mí, en mi estrecha cueva, y suplicarle más, que no pare, más fuerte, más rápido, más... Y que me tire del pelo y me obligue a doblarme, entrando todavía más...



 Quiero notar su aliento en mi nuca, sus susurros en mi oído... Hasta que me brinde su espeso fluído, ahí en mi rincón más privado...



Quiero, todo esto, y mucho más...